Cuando elegir es un privilegio que no todos tenemos
Hace unos días nos dieron la matrícula para segundo de bachillerato. Supuestamente es un momento importante de nuestra etapa de estudiantes: vas decidiendo las últimas asignaturas que vas a cursas antes de empezar un nuevo camino en la universidad, unas asignaturas que se suponen que conectan más contigo y con tu futuro. Pero en mi caso, y en el de muchas personas que hacemos bachillerato de Humanidades, ese momento ha sido más frustrante que emocionante.
¿La razón? Apenas tenemos opciones. Solo tres asignaturas
para elegir. Mientras, echas la vista hacia otras modalidades de bachillerato y
ves que tienen más de seis asignaturas para elegir. No es una cuestión de cantidad,
sino de identidad. De esas tres asignaturas que se ofrecen en la modalidad de
Sociales y Humanidades, dos se encajan más con un perfil de sociales. La única
que realmente nos representa, Griego, no se puede cursar porque el año pasado “no
salió grupo”. Así que ahí estamos: queriendo hacer Humanidades pero obligados a
cursar un bachillerato que parece diseñado para un futuro de ciencias.
Lo siento, pero es injusto. Y duele. Duele que se trate a
las Humanidades como si fuera de segunda. Como si quienes elegimos este camino
lo hiciéramos por descarte o por falta de nivel. Yo siempre he sacado buenas
notas y aún así estoy en Humanidades porque siento que es mi mundo y mi pasión.
Porque cuando me imagino mi futuro, imagino uno lleno de letras, idiomas y
libros. Se nos trata como si nuestra vocación tuviera menos validez que una
persona que quiere estudiar medicina o una ingeniería. No es solo que quiten
asignaturas. Es que nos quitan la posibilidad de sentirnos representados. De
elegir libremente. De construir un camino que de verdad queremos. ¿Y luego?
Luego cuando queramos entrar a una carrera, cabe la opción de que nos digan que
hay muy pocas plazas o que directamente tienen que dejarse de ofertar porque “no
hay interés por las letras”. ¿Cómo va a haberlo si vivimos en una sociedad que
desde pequeños nos imponen asignaturas de ciencias y se valora más a una
persona que estudia una carrera científica antes que una que estudia una de
humanidades?
El sistema educativo debería garantizar que todas las ramas
tengan el mismo valor, las mismas oportunidades y el mismo respeto. Pero lo que
vivimos cuando somos estudiantes es completamente lo contrario. Nosotros
también tenemos derecho a elegir y no coger asignaturas “porque no nos queda
otra opción”. Tenemos derecho a formarnos con profundidad para que, cuando
llegue la hora de entrar a una carrera, tengamos una base. Tenemos derecho a
tener profesores que amen lo que enseñan, que estén presentes y que no nos
sintamos un peso innecesario en un sistema que no nos considera prioridad.
Ojalá algún día eso cambie. Ojalá dejen de recortar justo
donde hace más falta cuidar. Porque las Humanidades no son un capricho ni un
lujo, son una necesidad y nuestras raíces. Porque sin Humanidades, no podemos
conocer nuestro pasado ni mucho menos entendernos como personas.
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