Cuando elegir es un privilegio que no todos tenemos
Hace unos días nos dieron la matrícula para segundo de bachillerato. Supuestamente es un momento importante de nuestra etapa de estudiantes: vas decidiendo las últimas asignaturas que vas a cursas antes de empezar un nuevo camino en la universidad, unas asignaturas que se suponen que conectan más contigo y con tu futuro. Pero en mi caso, y en el de muchas personas que hacemos bachillerato de Humanidades, ese momento ha sido más frustrante que emocionante. ¿La razón? Apenas tenemos opciones. Solo tres asignaturas para elegir. Mientras, echas la vista hacia otras modalidades de bachillerato y ves que tienen más de seis asignaturas para elegir. No es una cuestión de cantidad, sino de identidad. De esas tres asignaturas que se ofrecen en la modalidad de Sociales y Humanidades, dos se encajan más con un perfil de sociales. La única que realmente nos representa, Griego, no se puede cursar porque el año pasado “no salió grupo”. Así que ahí estamos: queriendo hacer Humanidades pero obligados...